"Recordá que el mundo está allá afuera", se leía en el umbral, como un anuncio ensordecedor... y no era menos, si un miedo terrible subía... era ese miedo a que un día alguien abriera la puerta, me agarrara del brazo violentamente y me diera una patada en el culo, para que cayera completamente desnudo afuera y no me levantara hasta escuchar la puerta tronar atrás mío.
Y no es que el miedo se haya ido ahora, pero estuve pensando en cambiar la inscripción del umbral. Cada vez pienso más en cambiarlo y poner lo opuesto. Claro... el mundo está aca adentro, ¿por qué no? Y afuera no se... nada, o quizás solo arena. La arena siempre me pareció como la nada, como la ceniza de algo que fué pero que ahora no es... ahora no es porque es arena, y solo eso.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Lo que existe afuera depende de lo que construyas adentro.
Si adentro no hay nada, lo de afuera van a ser sólo formas.
Saludos don Jota. A ver si me actualiza el blog más seguido, eh?
aplausos! muchos aplausos...
mirá que hay que tener estilo para poder contar una idea sin tanta vuelta, y que ademas sea agradable. Y no sólo eso, hay que tener mucho, mucho estilo, para que el lector en las segunda vuelta de lectura no caiga en el desamor de la proza del autor...
Y vos estás cumpliendo muy bien con eso, mira que acabo de releer "tres constantes miserables" y sin desperdicio che. Haber cuando me tiras un salvavidas.
ultimamente algo insolito: no me encuentro en mis palabras... pero la de los otros, pucha, ¡Qué lindo! todo un espectáculo...
Manuel!
Me diste vuelta y me volviste a enderezar. Lo disfruté mucho, mucho.
Aah! Qué placer leerte!
Publicar un comentario