martes, 16 de octubre de 2007

a prueba

Un pibe está probando un jueguito con ninjas y princesas.

Un flaco está a prueba como mesero en el restaurante de la esquina.

Ella está probando como es vivir sola después de tantos años, ahora que él se fue...

Él está probando la comodidad del banco de la plaza.

Ahora mismo, en el último segundo, una señora prueba a que sabe la muerte.

lunes, 1 de octubre de 2007

Sueño...

El sueño. Y no pretendo hablar del sueño que sucede cuando nos encontramos confundidos y envuelto sen sabanas con los ojos presuntamente cerrados. Sino de otro, que tampoco es aquel que se confunde con una fantasía diurna, y buscamos celosamente entre las nubes.

Voy a hablar de la forma de sueño más burda, que es ni más ni menos que aquella sensación que nos asalta cuando agotados nos disponemos a apagarnos en cualquier superficie que nos aguante. “Tengo sueño” decimos, como si lo tuviéramos en el bolsillo o adentro de la billetera y nos acordáramos de que estaba ahí para sacarlo a tiempo.
Este sueño tan vulgar, no busca ser algo meramente físico, es más bien todo lo contrario... tiene fundamento en una entidad metafísica.
Entiendo que no es otra cosa que el alma, que exhausta de buscar fundamentos, quiere sentarse a un costado a descansar.
Es la misma que a la mañana despertó desnuda e indefensa, buscó abrigo en todos esos argumentos, revistiéndose de coartadas, para salir con la frente en alto a exhibir todo aquello que había gestado. Lo mostró orgullosa, enseñó los detalles, los bordados, los encajes y los dobladillos. Ingenua veía como mientras caminaba se descosía, miraba como otras almas se reían miserables, mientras ella se tapaba como podía con sus manitas escuálidas y blancas, y zurcía, remendaba y arreglaba lo que estaba a su alcance.
Cuando apesadumbrada la pobre alma comienza a flaquear, se confunde y no comprende todo aquello que sucede, se siente inútil, no tiene argumentos ni coartadas para inteligir.
Este es el momento en el que decide resguardarse, decide descansar a un costado de todo, y soltarse a esa pequeña muerte pasajera.
En ese momento nos atesta el sueño, comenzamos a transitar menos efectivos, cuando el alma comienza a apartarse.
Y entonces se deja morir entre sábanas, en un sol ogrito agónico y onírico, que queda resonando como un eco...


Hasta que amanecemos, con el alma desnuda e indefensa que mira a su alrededor, en busca de abrigo.

domingo, 30 de septiembre de 2007

Personificación


Ecce Homo!
estas dos caras escriben las mismas paginas
Que pibes jovenes y facheros

¿Quien es quien?

¿Es morocho?
¿tiene sombrero?
¿Es Beppo?
... es un dato el tema de la cerveza (una stella, no cualquiera)
no vale los que nos conocen ya eh!
va para Caro, Melinda y esa gente linda :D
GUESS! (?)
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Ehh! enriqueta tiene Bologg. : http://particulamolecula.blogspot.com

sábado, 22 de septiembre de 2007

:..:

"Recordá que el mundo está allá afuera", se leía en el umbral, como un anuncio ensordecedor... y no era menos, si un miedo terrible subía... era ese miedo a que un día alguien abriera la puerta, me agarrara del brazo violentamente y me diera una patada en el culo, para que cayera completamente desnudo afuera y no me levantara hasta escuchar la puerta tronar atrás mío.
Y no es que el miedo se haya ido ahora, pero estuve pensando en cambiar la inscripción del umbral. Cada vez pienso más en cambiarlo y poner lo opuesto. Claro... el mundo está aca adentro, ¿por qué no? Y afuera no se... nada, o quizás solo arena. La arena siempre me pareció como la nada, como la ceniza de algo que fué pero que ahora no es... ahora no es porque es arena, y solo eso.

sábado, 1 de septiembre de 2007

jueves, 30 de agosto de 2007

Tres constantes miserables...

Interesante trío este que dibujaban los antiguos. Sin forzar demasiado a la imaginación, me los figuro a los tres por separado, ensimismados en su conceptualización tan sofisticada, como tres miembros de la realeza, demasiado importantes como para que les resulte interesante alguno de los otros. Pero es cuestión de tiempo y ya estarán revolcándose los muy miserables.

De un lado de la habitación está ella, la señora Physis, siempre más apartada, manteniéndose inaccesible, mirando a los otros dos con desdén, en su largo vestido rojo con esos bordados y encajes. Allá en la esquina está el otro confiado Noesis, cruzado de piernas en esa silla que se mece de forma insoportable, fumando un cigarrillo y ojeando un diario viejo, de esos que ya no dicen nada de nada. Y recostado en el piso, mucho más tímido, el pequeño Logos sin animarse a meter palabra, pero risoteando pálidamente de a ratos, mientras juega con unas hilachas de la alfombra.

El confiado engañoso termina su cigarrillo y tira al suelo el diario amarillento, mientras se para y la silla queda meciéndose igualmente insoportable. La dama lo mira ofendida, mientras él se acerca cada vez más hasta rozar su vestido rojo y asirla de frente pasándole los brazos por la espalda violentamente… ella cede un tanto esquiva. Y en el suelo el pequeño Logos sorprendido se queda inmóvil y deja de jugar con la hilacha, posando la vista en la escena que Noesis y la arrogante Physis protagonizaban apretándose uno contra el otro, chupándose la piel y mordiéndose los labios sin reparo.

A la mínima voluntad de la dama, a Noesis se le escapa el vestido rojo de entre las manos y se ve separado, mientras ella da unos pasos por la habitación y agachándose levemente levanta al pequeño y lo trae de la mano, como a un niño que es llevado a dirección por hacer una travesura.

Y como dije era cuestión de tiempo, unos segundos y estaban los tres enredados, embrollados y enmarañados, revolcándose por toda la habitación. Sudaban mientras se pellizcaban sin dulzura, dejaban el largo vestido rojo en el suelo y se apretaban violentamente las pieles; por la alfombra, sobre la silla mecedora, contra la pared y empañando la ventana. Después de unas horas Physis sale desnuda al patio a fumar un cigarrillo y los otros dos a una pared de distancia continúan despeinándose frenéticamente. Luego vuelve y se abraza cariñosamente con el pequeño Logos, mientras Noesis se peina con la mano y comienza a vestirse.

A los pocos minutos, desprolijo Noesis abre la puerta de entrada y sin decir palabra se va, para el momento en el que Physis estaba escapando por la ventana, mientras Logos se limpiaba la mugre y el sudor en el baño, ella estaba tratando de que el vestido no se le enrede en la saliente de la ventana. Y allí quedó el pequeño Logos solitario, ahora un tanto verborrágico, se puso tímidamente la ropa interior, y se recostó en el piso, a jugar infantil, con la hilacha de la alfombra.